La asesora de Jaime

Fotografías de: Luis Guillín

Los candidatos a la alcaldía de Cuenca, que este año batieron record al ser 13 postulantes, dieron una entrevista a La Andariega.  La idea fue escuchar propuestas, hacer preguntas sobre las mismas y sobre temas importantes para la sociedad. Los políticos saben muy bien cómo presentarse ante las cámaras y cómo actuar en los medios de comunicación, tienen asesores y comunicadores que les preparan perfectamente para eso. Pero, ¿qué pasa tras cámaras? Aquí les contamos cómo son los candidatos cuando la cámara no está rodando.

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Por: Joel Montero y Adrián Neira

Jaime Astudillo, líder del movimiento “Contigo”, fue el primero de los candidatos que aceptó la invitación a la entrevista con La Andariega. Astudillo llegó 10 minutos antes y con su suéter mojado por la intensa lluvia que azotó a la ciudad ese día. Lo acompañaba una persona: su asesora de comunicación. A pesar de haber llegado con anticipación, ambos entraron un poco apresurados creyendo que estaban tarde. Su asesora, una persona de estatura mediana, de unos cuarenta años aproximadamente ingresó y saludó antes que él, como si tanteara el terreno para que Astudillo pasara tranquilo.

Ambos saludaron a todo el equipo de una manera muy atenta y cordial. Mientras el set se preparaba, la asesora conversaba y contaba que antes de llegar a “Bumba”, lugar en donde se hace las entrevistas, habían vagado por otros locales aledaños, pues habían escuchado mal el nombre del local. “Nosotros escuchamos Bamba, fuimos de aquí para allá buscándolo”.

Con esta anécdota comenzó la entrevista, Astudillo no se alteró, ni se inquietó durante la conversación. Siempre transmitió seguridad: postura firme, sus piernas abiertas, espalda recta, los movimientos de sus manos eran coherentes de acuerdo con su expresión verbal.

Patricia, su asesora, no transmitía lo mismo.  Inquieta, un poco nerviosa. Claro, era su primer día de trabajo. Sobre sus hombros cargaba la responsabilidad de que todo saliera bien. De tanto en tanto se movía por detrás de la cámara principal y pedía que se enfocara a Astudillo de la boca del estómago para arriba.

Iba de un lado a otro. Se dio cuenta que Karla, una de las entrevistadoras, echaba un vistazo a las preguntas del siguiente bloque, se acercó despacio, quería pasar desapercibida, estiró su cuerpo como si estuviera copiando en un examen, quería ver a como dé lugar lo que se le preguntaría a su jefe.

Mientras tanto el candidato del movimiento “Contigo” sacaba a relucir su calidad de orador: interactuaba con la mirada con todo el set de producción y los entrevistadores. Pero sí existieron momentos que lo incomodaron, fueron las preguntas de cultura general y movilidad. Astudillo desconocía el precio de la tarjeta Movilízate, se puso nervioso cuando se le preguntó sobre la despenalización del aborto. Su postura cambió abruptamente, sus manos delataron sus nervios y empezó a realizar movimientos inconscientes: pequeños, pegados al cuerpo y sus pulgares se frotaban con el dedo índice.

Tras cámaras la asesora estaba mucho más ansiosa. Le hacía señales para que se tranquilizara, que no alzará la voz, ni se exaltara. Cuando terminó el segmento, entró al set de inmediato y pidió a Juan Francisco, otro entrevistador, que no confrontara mucho al candidato, que bajara un poco el nivel de las preguntas. Astudillo queriendo arreglar la impertinencia de su asesora, con una sonrisa un tanto incómoda, le dijo: “No hay problema, así deben ser los periodistas”.

La entrevista culminó, las cámaras se apagaron y también los nervios y la tensión de Patricia. Jaime se levantó y felicitó a cada uno de los que conforman el equipo de producción, mientras su asesora recogía sus cosas. Ambos se despidieron amablemente, a la salida coincidieron con César Piedra, otro candidato a la Alcaldía de Cuenca, intercambiaron algunas palabras cordiales y se fueron.

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