El excura, nieto de Luis Cordero (el grande) es un pederasta.

Por: Pedro Gutierrez

Erradas y perversas acciones son las que volcaron la mirada de la cuencanidad curuchupa a cuestionarse la fe ciega que significa ser católico en una ciudad en donde en cada calle del centro histórico existe una iglesia o un símbolo religioso. En esta ciudad, el ex-Concejo Cantonal en 2018 decidió otorgar la presea Santa Ana de los 4 Ríos de Cuenca al entonces cura Cesar Cordero Moscoso, con Marcelo Cabrera como alcalde, mismo que cuando fue prefecto en 2004 ya le entregó la medalla Huayna Cápac a aquel hombre con mirada turbia que creía estar a un paso de la beatificación y los altares dada su avanzada edad. Si embargo, no ocurrió porque las víctimas rompieron el silencio.

Hace más de un año, Jorge Palacios junto a su hermana María Palacios expusieron documentación con sellos de la Conferencia Episcopal, entregada en 2010 a Monseñor Antonio Arregui, así como al entonces arzobispo de Cuenca, Luis Cabrera, actual arzobispo de Guayaquil sobre el caso de pederastia. Al tanto estuvieron, más no hicieron nada. La red de mentiras, silencio e impunidad de la tradición judeo-cristiana institucionalizada por la iglesia católica en el mundo, se afianzó acá, en ésta llakta del Corpus Cristi, de las siete iglesias y el pase de el niño viajero.

Desde el último altar que le queda, la habitación 254 (creemos) del segundo piso del Hospital Universitario Católico, sobrevive un individuo que aún evade la pena privativa de libertad  bajo un halo de tranquilidad, pero, ¿en su cabeza todavía le rondaran los números cinco, seis, siete, trece, y diez y seis años (que son las edades a las que fueron abusados sexualmente, violados, torturados, acosados sexualmente y lesionados: Jorge, Enrique, José, Julio y Marcelo, de lo que conoce la justicia penal)?, lo más probable es que no. Pero nosotras y nosotros no olvidamos, peor con la novedad que ahora Marcelo ya no está terralmente, pero que desde arriba estará viendo como la “justicia divina” tampoco lo hace.

Lazcano, Vicario judicial de la Arquidiócesis de Santiago de Chile, tomó el testimonio de las presuntas víctimas y del acusado. En dicha entrevista el ex cura dijo, haber creado la obra educativa más grande del país, un discurso propio de un ególatra y agregó: “a mí me parece que en el tema de los abusos se da una cierta complicidad, puesto que aquel que quiere mantenerse íntegro no permite que el abuso tenga lugar”.

Cuestionó al papa Francisco, que de por sí debería ser inconcebible por la ascendencia Cordero, fieles creyentes del trono de San Pedro un pecado grave, pero tampoco le importó, y dijo: “aprovecho para decir que me llamada la atención la actitud del papa Francisco de pedir perdón a las víctimas. Por mi experiencia personal puedo decir que pedir perdón me parece algo muy difícil, propio solo de aquellos más santos. Por eso me llama la atención que el Papa descienda y se baje de su dignidad de sucesor de Pedro y se ponga a la altura de unos malhechores pidiéndoles perdón”.

No olvidar la posición de Enrique Pozo, actual rector de la Universidad Católica de Cuenca, quién filtró la entrevista de carácter confidencial a revista Avance. Una complicidad interinstitucional “academia”, iglesia y justicia, en nuestro Estado laico.

A trece meses de que el caso de pederastia clerical salió a la luz, como colectivo Abusos de Fe impulsamos que se retiren las preseas más significativas de Cordero Moscoso, como medida de justicia social ante los impedimentos de la justicia positivista (prescripción) y populista (consulta popular) para que se resuelva vía sentencia en la administración de justicia ecuatoriana como debería ser. Los escenarios del despojo de los “premios” fueron, el Concejo Cantonal de Cuenca, la Cámara Provincial del Azuay y la Asamblea Nacional. Esta última le retiró el 14 agosto la condecoración Vicente Rocafuerte, que recibió en el año 2000 al mérito educativo en el país por el ex congreso nacional.

Para este procedimiento, se enviaron oficios a los y las asambleístas del Azuay para dar trámite, la primera en responder fue Lourdes Cuesta entonces del movimiento CREO, hoy independiente. Al mirar en retrospectiva con lo acontecido en la última semana respecto a sus declaraciones: “No todas las menores de 14 años fueron violadas”, eso para una abogada, un aborto profesional al no recordar el artículo 171 del Código Orgánico Integral Penal -COIP-.  Todo esto la pone en un escenario que demuestra que ella capitalizó el dolor humano para vender su “imagen” de defensora de abuso sexual a niños en el caso del pederasta Cordero (quizá porque no quedan embarazados), pero a raja tabla penaliza la maternidad forzada a niñas abusadas sexualmente desde su moral individual, alejada de una ética pública en el ejercicio de asambleísta de una provincia con 52% de mujeres. Además, no podemos olvidar que entregó firmas -no representativas- junto a grupos de extrema derecha católicos (TPF).

La lucha contra el abuso sexual de niños, niñas y adolescentes es integral y no solo hasta donde la moral individual permita defenderla.

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