Francisco Álvarez y su Cámara Lúcida

Cámara Lúcida, encuentros cinematográficos no sólo para ver sino para pensar el cine, llega a su tercera edición con cerca de 60 películas incluyendo largos, medios y cortometrajes de todo el mundo. Lo que no sabíamos es que para que eso suceda Francisco Álvarez, director del proyecto, tuvo que romperse una pierna en 8 partes y pasar 7 meses en cama viendo tantas películas que llegó a comprender el cine de otra manera y a amarlo.

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Francisco Álvarez, Pancho, tiene 27 años, ojos verdes escondidos, una barba que parece crecer con libertad y parsimonia al hablar. Cuando tenía 17 le gustaba mucho la calle, andaba en bicicleta y hacía freestyle en bmx. Un día mientras practicaba en una pista algo salió mal y se cayó de más o menos 16 metros de altura, se le rompió la pierna en 8 partes incluyendo tendones y ligamentos. La recuperación duró 7 meses. Para que se entretenga, su hermano le llevó un play station pero no logró encontrarle el gusto. Cuando se acabaron todos los dvds que había en casa su papá, al que considera un gran cinéfilo de esos que se saben nombres de actores, actrices y filmes, le llevó más películas.

Recuerda que, en esa recuperación, fueron dos películas las que le “cambiaron el chip de una”: Rebeldes sin Causa y Al Este del Edén. En las dos cintas el protagonista es James Dean. Francisco dice que entendía al personaje que era muy potente y se identificaba pues sentía cosas que él también. Empezó a tomar consciencia de que había mucho más detrás del cine como la construcción de ideas y el trabajo de mucha gente. Entonces supo lo que quería hacer cuando saliera del colegio: estudiar cine.

Tuvo que esperar un año para que se abriera el programa de Procine en la Universidad de Cuenca y aunque ahora cuestiona un poco el tema de la academia reconoce que en la u se convirtió en un buen cinéfilo y aprendió sobre la historia del cine. Además, agradece por esos buenos profesores que hasta hoy son sus amigos.

Pancho fue formando su mirada cinéfila con los EDOC (Encuentros del Otro Cine), también un poco viendo cómo sucedían las cosas en el Festival de la Orquídea y estando todo el tiempo al tanto de lo que pasaba en el cine. Además, siempre estaba descubriendo películas.  Fue cuando salió de la universidad que decidió empezar una muestra de cine. Admite que fue en parte por no saber qué hacer, pero también porque empezó a mantener correspondencia con varios cineastas como Edgardo Cozarinsky o Eduardo Williams. Se dio cuenta de la apertura que ellos tenían y entonces les preguntó: ¿Qué tal si me dejan proyectar sus películas? Aceptaron.

Agregó otros filmes y fundó Cámara Lúcida I como una vitrina para mostrar otras cinematografías, generar procesos críticos, ver cine y reflexionarlo; con la convicción de que el cine es una manera de dialogar con el mundo. Para Francisco había-y hay-  cineastas del país muy valiosos, pero nada conocidos por eso en la primera edición, por ejemplo, hicieron una introspección al cine de los hermanos Wilson y Sandino Burbano (Quijotes Negros).

El financiamiento es de lo que menos le gusta hablar al Pancho, las dos ediciones anteriores fueron hechas con su bolsillo, pero no lo considera como pérdida. Para esta edición cuentan con dinero que ganaron de los fondos concursables del Instituto de Cine y Creación Audiovisual del Ecuador (ICCA) en la categoría muestras y festivales de corta trayectoria. Esto le llena de alegría porque además de darle facilidades en el encuentro también significa que valoran la propuesta y el trabajo.

Francisco ve cerca de 400 películas al año para sacar el cartel del encuentro y en esta edición habrá cerca de 60 producciones con largos medios y cortometrajes. Para él es falsa esa idea de que el corto es solo para amateurs, “aquí las producciones pueden durar 40 minutos o 3 horas”.  Son filmes de todo el globo sabiendo que las culturas tienen mucho que decir en su mirada, en su forma de ver el mundo.

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En un planeta en el que el cine y la televisión naturalizan la violencia o el narcotráfico en todo tipo de género, Cámara Lúcida es un espacio para -en palabras de Francisco- formular miradas atravesadas por poéticas, sensibilidades y filosofías que hagan crecer al humano. Detrás de este proyecto hay siete personas que lo que más anhelan es que Cámara Lúcida tenga larga vida, pero sobre todo que siempre se mantenga libre de censuras sin quitar un cuidado ético obviamente. Francisco confiesa que tiene un poco de miedo porque considera que Cuenca es una ciudad censurada y él ha visto como “proyectos de compas se han ido al carajo por la censura de la iglesia sobre todo”

De todas maneras, Cámara Lúcida es para eso mismo: cuestionar. Cuestionar y resistir.

Daniela Idrovo

La Daniela de los 4 ríos de Cuenca. Periodista y Gestora Cultural en formación.

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